Guara Somontano ha sido una ultra particular. Lo es por su entorno, sus barrancos, sus cañones, sus senderos pedregosos que dan más dureza a la prueba, y sobre todo por su pueblo Alquézar (salida y meta entre casas y calles de piedras, estampa de otra época pasada).
En lo personal también ha sido particular. Por momentos he sido dos corredores, dos formas de caminar hacia la meta, con las mismas calzas y vestimentas. He sido “Lutzardo”: corredor meticuloso, deportivamente competitivo, con afán de superación, con ganas de apretar, motivado, fuerte de cabeza… Por otro lado he sido “David”: corredor con afán de terminar, con muchas cosas entre manos, las 24h no dan para todo, casando del día a día, agotado física y mentalmente, pero aún así feliz de la vida.
Hasta el kilómetro 43, Rodellar, no he sido ni uno ni otro. Simplemente hemos llegado hasta allí, más o menos en grupo. A partir de este punto apareció el corredor Lutzardo, y durante unos kilómetros sacó algo de distancia, iba primero y decidido. Entre el kilómetro 58-59, camino Bagüeste, Lutzardo se vino abajo. Con piernas fatigadas y cabeza floja apareció la opción de retirase. Xavi y Larrotcha pasaron a Lutzardo. En dicho momento, entró a escena David, que con buena alegría de vivir la ultra y de llegar a meta, continuó el camino, sin prisas, disfrutando del entorno, caminando cuando no habían fuerzas, el objetivo era llegar. Fueron pasando los kilómetros… llegando a Las Bellostas (km 67), salia del avituallamiento Larrotcha y Xavi estaba dentro. Se tomó un café con calma y, aunque sabía que eran pocos minutos con Larrotcha, aquel corredor seguía siendo David. Más kilómetros van pasando, alguna vez Xavi por delante, otras veces David. Xavi con fuerzas en las subidas y David suelto en las bajadas.
Kilómetro 77. Al llegar al Collado de Pedro de Buil, dan referencias de 6′. A partir de aquí predomina la bajada y David se va adelantando a Xavi, llega a Mesón de Sevil (km 87) y de nuevo con calma hace el avituallamiento para recuperarse. Dan referencias de 3-4′ y quizás en ese instante fue cuando David dio paso a Lutzardo, para que él continuara. El siguiente punto era el pueblo de Radiquero, km 97.5, el camino para llegar ya permitía correr más y casi sin subidas, aquel corredor Lutzardo continuó suelto y a la espera de ver qué pasaba.
Al llegar al pueblo vi la silueta de Larrotcha. Entramos casi juntos, y salimos juntos para afrontar la última parte de carrera (algo más de dos kilómetros y 250m de desnivel, y luego poco más de 2 kilómetros de bajada para llegar a la meta). Sin quererlo, la prueba me daba la oportunidad de disputarla y, deportivamente, lo afronté. Antes de terminar la subida nos separamos y seguidamente bajé rápido y con alegría. La entrada en meta fue muy emocionante por mi parte: mucha gente, me parecía increíble estar allí. Algo totalmente inesperado porque me había derrumbado y mi objetivo no era otro que terminar. Felicitar a Larrotcha; ha estado muy fuerte y constante. La disputa ha sido bonita y deportiva, esta vez me tocó a mi. También felicitar a Xavi por su tercer puesto. Me han gustado los momentos que hemos compartido.
Ganar ha sido inesperado. En esta prueba he sido dos corredores. Quizás hoy sea un corredor de ultra, hoy he flaqueado, he seguido con filosofía y me he recuperado. Ha sido la primera vez que me pasa. Estos dos corredores están presentes en mi vida, me gusta ser el uno y el otro en muchos aspectos. Hoy he aprendido que en la vida no hay que rendirse y que hay que perseguir nuestras metas y sueños, y siempre teniendo presente ser el corredor “David”, aquel que es conforme y feliz de la vida (agradezco a la vida lo que tengo y lo que más quiero, gracias Carolina y Yolanda por estar en mi vida).
De la prueba decir que es particular, con su belleza y su dureza. Hago simplemente referencia a una frase: “Guara enamora, Guara mola“.